El autor confeso del crimen fue exculpado hace un año por un jurado popular al entender que actuó en defensa propia
VIGO, E. P. El nuevo juicio contra Jacobo Piñeiro Rial, autor confeso de la muerte de dos gays en un piso de la calle Oporto de Vigo en 2006, comenzó ayer por la tarde en la sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra. La vista oral tuvo que retrasarse después de un largo proceso de selección de casi cinco horas del tribunal popular que juzga a Jacobo Piñeiro Rial, para el que el fiscal solicita 60 años de prisión.
El detenido que confesó la autoría, fue exculpado por un jurado popular en 2009 de los delitos de homicidio, tras alegar que había actuado en legítima defensa, y únicamente se le condenó por el incendio de los cuerpos y la vivienda, por lo que se le impuso una pena de 20 años de prisión.
Piñeiro Rial quedó en libertad el pasado 13 de julio, después de que se cumpliese el plazo máximo de prisión provisional que establece la Ley de Enjuiciamiento Criminal, aunque en todo este periodo ha estado obligado a comparecer diariamente ante la justicia. La muerte de los dos jóvenes homosexuales, Isaac Pérez Triviño y Julio Anderson Luciano, se produjo en el domicilio que compartían ambos en 2006. Las víctimas recibieron 57 puñaladas.
El fiscal del caso David Calzada, ha destacado la «frialdad» y la «brutalidad» con la que actuó el acusado. Según relató el fiscal en la vista oral, los cuerpos de las dos víctimas quedaron «como un coladero» tras recibir un total de 57 puñaladas. El crimen, según el fiscal, fue «horrendo y despiadado» y la forma en la que el acusado, Jacobo Piñeiro Rial, asesinó a las víctimas «fue brutal», ya que asestó 22 puñaladas a una de las víctimas, Julio Anderson Luciano, y 35 a Isaac Pérez Triviño. Añadió que las dos víctimas «estuvieron agonizando durante 15 minutos», según indicaron los forenses.
«Las primeras puñaladas eran mortales por sí mismas y, aún así, el acusado continuó apuñalando a sus víctimas», afirmó Calzada, quien incidió en que aquella madrugada del 13 de julio de 2006, el acusado permaneció durante cinco horas, desde las 4 de la madrugada, cuando se produjeron los asesinatos, en el interior del domicilio «con una frialdad absoluta», dedicándose a «destruir pruebas» porque Piñeiro Rial «es consciente de que es culpable». El fiscal pidió al jurado, integrado por diez personas, que para resolver este caso apliquen «su sentido común» y también recordó que «todas las puñaladas fueron recibidas hallándose las dos víctimas con vida».