El lugar ha sido considerado como un verdader campo de concentración
EFE
Santa Cruz de Tenerife
Más de un centenar de homosexuales procedentes de todas las islas estuvieron internos desde 1954 hasta 1966 en la colonia agrícola penitenciaria de Tefía, en Fuerteventura, considerada por el historiador Miguel Angel Sosa Machín como un verdadero campo de concentración.
Sosa Machín, que es profesor de Historia en el Instituto de Enseñanza Secundaria de San Cristóbal, en Las Palmas de Gran Canaria, relata en un libro que publicará próximamente la historia de varios de los hombres que estuvieron internos en ese centro, de características únicas en Canarias.
El historiador recordó, en una entrevista, que durante el franquismo, a los homosexuales se les aplicaba la Ley de Vagos y Maleantes y Peligrosos Sociales y tras ser condenados eran enviados, preferentemente los de Gran Canaria y Tenerife, al centro de Tefía.
Indicó que la condena por ser homosexual oscilaba entre uno y tres años pero, tras abandonar el centro, durante un año no podían residir en su ciudad de origen y durante cinco más tenían que estar sometidos a vigilancia penitenciaria y acudir a firmar con carácter mensual, ya que si no lo hacían eran declarados en busca y captura.
Señaló que la mayoría de los juicios se celebraban sin la presencia de los condenados, y subrayó que aunque la ley se aplicaba tanto a mujeres como a hombres el centro era exclusivamente para hombres.
"La gran condena del homosexual era Tefía", señaló Sosa Machín, quien destacó la dificultad que ha tenido para conseguir testimonios de personas que estuvieron internas en el centro dado que ello ha marcado de forma negativa el resto de sus vidas.
Las condenas por ser homosexual se producían bien por una denuncia, bien porque se rumoreaba de la condición de alguna persona o bien porque se les veían en ciertas actitudes que para la policía podían ser sospechosas.
Señaló que muchos internos estuvieron ingresados en varias ocasiones en Tefía dado que la condición de homosexual nunca se pierde, con lo cual siempre estaban vigilados y se aprovechaba la mínima ocasión, como que estuvieran por la noche en la calle, para detenerlos.
Tefía, agregó el historiador, era un verdadero campo de concentración debido al desprecio y al trato vejatorio que recibían esos presos cuya edad oscilaba entre 18 y 23 años.
La labor que tenían reservada en Tefía para los condenados por homosexualidad era picar piedra de la mañana a la noche y, según Sosa Machín, eran humillados de forma continua porque en ese momento, dijo, ser homosexual era considerado como lo peor que le podía pasar a una persona.
Fuentes:canarias7.es