Enviado Enoch el 08 Julio 2010
Llegan preocupantes noticias desde Oriente Próximo, ya que al parecer las autoridades sirias estarían efectuando redadas en fiestas privadas de hombres homosexuales. En una de dichas operaciones habrían sido detenidas 25 personas, la mayoría por ser homosexuales y algunos acusados de poseer drogas. Las autoridades dicen trabajar por la seguridad, mientras que numerosas organizaciones de derechos humanos denuncian una caza de brujas claramente homófoba.
Hasta ahora Siria había sido un lugar de Oriente Próximo donde la población LGTB vivía relativamente tranquila, obligados a encuentros y reuniones clandestinas e ignorados por la dictadura de Bashar Al-Assad mientras no buscasen visibilidad o cambios legales. Sin embargo, parece que la situación está empeorando drásticamente a decir de varios colectivos que trabajan dentro y fuera del país. Según ellos, la policía comenzó en marzo a efectuar redadas a la búsqueda de homosexuales, aplicando el anticuado artículo 520 del código penal de 1949, que prevé penas de hasta tres años de carcel para quienes mantengan “relaciones carnales contra natura”.
En una de dichas redadas fueron detenidos 25 hombres, de los que se piensa que aún permanecen en prisión, ya que sus familias se han negado a pagar fianza o incluso a visitarlos: la mera acusación de homosexualidad conlleva un pesado estigma, aun cuando los hombres fueran liberados sin cargos. Las próximas semanas comenzarán los juicios de al menos quince de ellos, que esperan conseguir ser condenados por posesión de drogas en lugar de por su orientación sexual, y evitar así las peores consecuencias.
Las autoridades dicen actuar contra el consumo y tráfico de drogas, pero no están llevando a cabo redadas similares en los mucho más numerosos y visibles lugares de encuentro de heterosexuales. Esta deriva del régimen de Al-Assad ha sorprendido a algunos, ya que Siría es un país que se considera a sí mismo secular y que ha venido pretendiendo acercarse a occidente. Sin embargo, algunos analistas apuntan que la creciente tensión religiosa que se respira en el país podría haber empujado al régimen a mostrar una imagen dura, para no dejarse avasallar por los poderes religiosos.
Este recrudecimiento de la situación resulta aún más triste si tenemos en cuenta que muchos homosexuales iraquíes (al menos 9000, según algunas estimaciones) habrían buscado refugio en Siria ante la ola de virulenta homofobia que azota su propio país.