Enviado Enoch el 24 Mayo 2010
La solicitud de asilo en Canadá de Yasser, que huyó de Irán al ser perseguido legalmente por sodomía, ha sido rechazada al no encontrar las autoridades canadienses suficientes razones para creer en su homosexualidad. En concreto, por ser Yasser incapaz de identificar símbolos LGTB como la bandera gay, lo cual plantea dudas sobre la conveniencia de usar referencias culturales como baremo.
Yasser, de 29 años y que por motivos obvios mantiene su apellido en secreto, fue acusado el pasado año de sodomía en su país natal. Tres meses después abandonó Irán (escapando de un castigo que oscilaría entre seis meses en prisión, 60 a 80 latigazos o incluso la muerte por lapidación) y acabó en Vancouver, donde fue detenido. Ahora, la Comisión de Refugiados de Canadá (IRB) ha decidido denegar su solicitud de asilo, ignorando los documentos judiciales iraníes y argumentando que Yasser no ha podido demostrar su homosexualidad, o más bien un conocimiento de los símbolos culturales LGTB, como el Orgullo o la bandera del arco iris.
Según Chris Morrisey, del Comité de Refugiados ‘Rainbow’, “a menudo se da por sentado que ser una persona LGTB en otro país es como ser una persona LGTB en Vancouver. [...] Si vives en un país como Irán no ves cosas como una manifestación del Orgullo, y por descontado ninguna bandera gay ondeando”. Una portavoz de las autoridades canadienses ha declarado sin embargo que los examinadores reciben una formación específica para juzgar solicitudes basadas en la orientación sexual, que evitan estereotipar y que son conscientes de que para muchos refugiados es muy difícil hablar de lo que han pasado.
La voluntaria de la Comisión de Refugiados ‘Rainbow’ Sahralyn Jordan asistió a una de dichas sesiones de formación, y ha manifestado que no hay ningún test simple y100% eficaz para demostrar la orientación sexual de alguien. Es más, “en ningún otro tipo de solicitudes de asilo se requiere tanta información sobre partes tan íntimas y estigmatizadas del solicitante [...]. Se les exige demostrar una identidad u orientación que se han esforzado en ocultar por pura supervivencia. Esto acarrea muchos problemas documentales, y limita la calidad de la información que podemos tener sobre la persecución trans u homofóbica en otros países. [...] La mejor estrategia sería hacer preguntas abiertas sobre la vida de la gente, y buscar coherencia y credilidad.”
No se trata del único caso
Desgraciadamente, éste no es el único caso de refugiado LGTB iraní que se enfrenta a deportación: acaba de llegarnos el caso de un chico de 24 años en los Estados Unidos, y ya nos hicimos eco en dosmanzanas de la activista Kiana Firouz, en el Reino Unido. Al menos en este último caso puede que haya novedades positivas, tras acordar el nuevo gobierno británico (a instancias de los Demócratas Liberales) detener las deportaciones a países que persigan al refugiado por su orientación o identidad sexual (la antigua normativa había sido recientemente desafiada en la Corte Suprema).