Enviado Flick el 18 Mayo 2010
Con gesto cariacontecido, el Presidente de la República, el conservador Aníbal Cavaco Silva, ha comparecido ante la nación para anunciar la promulgación de la ley que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo en Portugal, aprobada hace pocas semanas por el Parlamento. Cavaco ha acusado a las fuerzas parlamentarias que han promovido la extensión del derecho a contraer matrimonio civil a gays y lesbianas de no haber querido “consensuar” otro marco jurídico distinto al matrimonio para las parejas del mismo sexo en un momento en que Portugal vive una grave crisis económica.
Cavaco ha reprochado a la izquierda que no haya querido copiar modelos como los de Francia, Alemania, Reino Unido o Dinamarca, países que en su opinión no discriminan a las parejas del mismo sexo pero, eso sí, mantienen el matrimonio como una institución jurídica de acceso exclusivo para las parejas heterosexuales. Cavaco ha menospreciado el número de países que permiten a gays y lesbianas contraer matrimonio: “Sólo siete” y “apenas cuatro en la Unión Europea”, ha llegado a decir.
Cavaco, que en su momento envió la ley al Tribunal Constitucional (que le dio su visto bueno), ha agotado el plazo de 20 días de que disponía para anunciar si vetaba o no la ley, después de que la resolución oficial del Constitucional fuera publicada el 28 de abril. El Presidente portugués ha admitido que vetar la ley sólo supondría un retraso de unos días, dado que la ley goza de suficiente respaldo en el Parlamento para que el veto sea levantado, añadiendo que ante la situación de crisis por la que atraviesa Portugal ha preferido “no dividir” más a los portugueses.
En realidad, no son pocos los que piensan que el hecho de que Cavaco enviara la ley al Constitucional no era más que una estratagema para conseguir que su entrada en vigor no tuviera lugar hasta que finalizara la visita del Papa a Portugal, evitándole la incómoda coincidencia entre ésta y las primeras bodas.
Por su interés, reproducimos a continuación la intervención presidencial. Entendemos que, aunque en portugués, resulta fácilmente comprensible: