Enviado Flick el 23 Marzo 2010
Dos nuevos episodios de homofobia en Italia. Uno, con agresión física incluída a un joven de 26 años que cometió el “atrevimiento” de besar a su pareja en una discoteca de Rimini. Otro, aparentemente menos grave, pero quizá más sintomático de la homofobia que impregna la sociedad italiana, de la mano de unos padres de un pueblo lombardo que no han permitido a sus propios hijos invitar a dar una charla en su instituto a los representantes de una asociación LGTB.
Agresión en Rimini
En Rimini, un joven marroquí de 26 años residente en Italia se dio un beso con su pareja mientras ambos bailaban en la discoteca “Mon Amour”. Inmediatamente después, dos miembros de la seguridad del local lo expulsaron del mismo, no sin antes dedicarle insultos homófobos y golpearle repetidamente, causándole un trauma craneal leve. De no haber mediado la intervención de un tercer vigilante que detuvo la agresión, el joven podría haber sufrido lesiones de gravedad.
El joven y su pareja, aterrorizados, no se atrevieron a denunciar la agresión hasta una semana después. Cual no sería su sorpresa cuando el agente de policía que atendió la denuncia reprochó al agredido lo sucedido. “Si hubieras besado a una mujer no te habría pasado nada”, le espetó. El agente se negó además a referirse en la denuncia a la pareja del agredido como tal y se limitó a transcribir “amigo”. La pareja ha acudido al colectivo LGTB Arcigay para denunciar lo ocurrido, tanto en la discoteca como en la comisaría.
Unos padres niegan información a sus propios hijos
En Romano di Lombardia los propios alumnos del instituto Don Milano habían propuesto al Circolo di cultura omosessuale Milk de Milán organizar, en el contexto de unas jornadas sobre sexualidad organizadas por ellos mismos, una charla sobre homosexualidad. Los estudiantes contactaron con el Circolo durante un encuentro con motivo de la Jornada de la Memoria, en que miembros de esta organización expusieron datos del exterminio de personas homosexuales bajo el nazismo.
La reacción de los padres no se hizo esperar. Opiniones como que “en una edad en que los adolescentes se están formando, una charla así puede hacer que se desvíen” o que “se trata de propaganda: los homosexuales no pueden dar una charla sobre homosexualidad” han acabado por dar al traste con las intenciones iniciales de los alumnos, aunque ante las protestas de éstos al final se les ha autorizado a invitar a representantes de una asociación de padres, madres y amigos de gays y lesbianas, a la que podrán acudir los estudiantes de los dos últimos cursos.