Enviado Flick el 12 Febrero 2010
Se intensifica la persecución de las personas homosexuales en África. En esta ocasión es una pareja de Kenia la que se ha visto obligada a suspender una ceremonia de boda que iba a tener lugar cerca de Mombasa. Una ceremonia estrictamente privada, pero que llegó a conocimiento de las autoridades locales en un país en el que la homosexualidad es ilegal. Lo peor es que la valentía de los dos hombres les puede costar muy caro: el Gobierno local quiere expulsarlos de sus casas y deportarlos.
“Me quedé de piedra… No podía permitirlo”, declaró Hussein Swaleh, un jefe local, a la BBC. La boda fue interrumpida antes de llegar a celebrarse y tanto los contrayentes como los invitados se vieron obligados a abandonar el recinto privado en el que la boda iba a tener lugar. “Hemos decidido junto a nuestros jefes locales decirle a esos hombres que se vayan de aquí”, declaró además Esther Kache, miembro del Consejo local de Mnarani, que quiere expulsar a los dos hombres de su comunidad.
Kenia, de hecho, castiga las relaciones homosexuales masculinas con penas que pueden oscilar entre los 5 y los 14 años de cárcel. Y aunque la legislación no se aplica de forma demasiado estricta, su simple existencia permite que el acoso contras las personas LGTB por parte de las autoridades está a la orden día.
Una noticia que constituye un nuevo embate de la ola de homofobia que recorre diversos países del África subsahariana, y que se suma a lo sucedido estas últimas semanas en Uganda, donde se ha presentado un proyecto de ley que endurecería todavía más la persecución a los homosexuales, castigándolos con penas de muerte o cadena perpetua, o en Malawi, donde otra pareja que también cometió el “atrevimiento” de celebrar una ceremonia de boda ha sido encarcelada y se enfrenta a una posible pena de 14 años de cárcel.
Al margen de sus raíces locales, este recrudecimiento de la homofobia en África se estaría viendo alimentado por movimientos ligados a la derecha religiosa estadounidense que, al menos en el caso de Uganda, contribuyen económicamente a la promoción de líderes homófobos, tanto políticos como religiosos.