Enviado Flick el 01 Febrero 2010
Semanas después del brutal asesinato de Walter Tróchez, activista LGTB opuesto al golpe de estado que el pasado junio apartó del poder al presidente legítimo de Honduras, su muerte sigue impune. Diversos actos lo han recordado esta semana, coincidiendo con la toma de posesión como presidente de Porfirio Lobo, ganador de las elecciones celebradas bajo el control del régimen golpista.
En Berlín, por ejemplo, unas 200 personas se manifestaron el pasado martes exigiendo la restitución de la legalidad democrática en Honduras y protestando contra la homofobia (puedes ver un vídeo de la manifestación pinchando aquí).
En San Francisco, un puñado de activistas LGTB protestaron ante el consulado de Honduras en la ciudad el mismo día que Lobo tomaba posesión de la mano del presidente golpista, Roberto Micheletti. Actos similares tuvieron lugar en Los Ángeles y en Washington D.C.
Mientras tanto, políticos y medios de comunicación occidentales preparan el terreno para reconocer como presidente legítimo a Lobo como solución “pragmática” a la crisis. En este escenario, no es descabellado pensar que el asesinato de Tróchez y el de otras personas LGTB asesinadas desde el golpe podrían quedar, lamentablemente, impunes.