Enviado Raul Madrid el 02 Agosto 2009
Dosmanzanas.Las portadas de los periódicos del domingo en Israel coinciden en calificar este horrible crimen, del que informábamos anoche, como un acto de terror y una masacre, que ha segado las vidas de al menos una chica de 17 años y un chico de 24 y ha herido a otras 11, cuatro de las cuales estarían graves. La prensa anglosajona en general describe el suceso como un ‘ataque’ y resalta el hecho de que fue un sólo hombre el autor de los disparos. No obstante, los titulares de la prensa española, que coinciden en el uso de la palabra ‘tiroteo’ (El País, El Mundo, rtve.es), podrían estar induciendo a una idea equivocada a aquellos lectores que prescindan del cuerpo de la información.
Sin embargo, queda poco espacio para la duda o la especulación: el centro para adolescentes LGTB no podía verse desde fuera, lo que refuerza las sospechas de que la homofobia está detrás de este crimen y de que se trata de un acto premeditado.
Yaniv Weissman, líder LGTB israelí, ha advertido que, si se descubre que hay un movimiento religioso detrás de este atentado, la comunidad gay pedirá que se les persiga y castigue con fuerza, y exigirá explicaciones al gobierno. No sería la primera vez que un crimen homófobo en Israel hunde sus raíces en la cerrazón religiosa. En 2005 un ultraortodoxo judío apuñaló a tres participantes durante una marcha del orgullo en Jerusalén.
Poco después del crimen, cientos de personas se congregaron en una marcha por las calles de Tel-Aviv para manifestar su repulsa y llorar a las víctimas. Los gritos de rabia y las protestas rompieron poco a poco el silencio intimista con que se había iniciado la vigilia.
Las reacciones políticas no se han hecho esperar. El alcalde de Tel-Aviv, Ron Huldai, ha prometido que Tel-Aviv mantendrá su natural pluralismo, mientras el partido ultradoxo Shas, férreo enemigo de los derechos LGTB, ha condenado el ataque.
El líder de la oposición, Tzipi Livni, ha expresado su tristeza y ha declarado que este suceso debería hacer despertar a la sociedad y librarla de los prejuicios: “Debemos aceptar y reconocer el derecho de todas las personas a vivir con seguridad y respeto“.