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Miles de ciudadanos de Burundi piden que se castigue la homosexualidad con cárcel
Hace menos de un mes anunciábamos que el Senado de Burundi había rechazado por sorpresa penalizar la homosexualidad tras las presiones recibidas desde grupos de defensa de derechos humanos. La reacción homófoba no se ha hecho esperar. Hasta 20.000 ciudadanos se habrían manifestado este viernes por las calles de la capital, Bujumbura, para protestar contra la decisión y exigir que las relaciones homosexuales se castiguen con cárcel. Detrás de las protestas se encontraría el propio Gobierno.
“La homosexualidad es pecado. Es una cultura que ha sido importada para mancillar nuestra moral, practicada por gente inmoral”, ha dicho Jeremie Ngendakumana, presidente del partido gobernante. “Si amamos a nuestro país, si amamos nuestra cultura, tenemos que prohibir esta práctica que sólo nos traerá infortunio”.
El principal partido de la oposición cree que se trata de una maniobra populista, habiendo calificado las protestas como una “gigantesca manipulación del pueblo, una acción demagógica”.
La situación es ahora incierta. La reforma del Código Penal aprobada por el Senado debe volver de nuevo a la Asamblea, que inicialmente fue la que introdujo la criminalización de la homosexualidad. Si la Asamblea no da su visto bueno a la propuesta del Senado, ambas cámaras tendrán que formar una comisión conjunta que armonice la ley antes de que el Presidente la apruebe definitivamente. Lo cierto es que el partido gobernante tiene mayoría en ambas cámaras, y el Presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza, habría encontrado en este tema una forma de relanzar su popularidad de cara a las elecciones del año próximo, lo que hace temer lo peor.
Hace menos de un mes anunciábamos que el Senado de Burundi había rechazado por sorpresa penalizar la homosexualidad tras las presiones recibidas desde grupos de defensa de derechos humanos. La reacción homófoba no se ha hecho esperar. Hasta 20.000 ciudadanos se habrían manifestado este viernes por las calles de la capital, Bujumbura, para protestar contra la decisión y exigir que las relaciones homosexuales se castiguen con cárcel. Detrás de las protestas se encontraría el propio Gobierno.
“La homosexualidad es pecado. Es una cultura que ha sido importada para mancillar nuestra moral, practicada por gente inmoral”, ha dicho Jeremie Ngendakumana, presidente del partido gobernante. “Si amamos a nuestro país, si amamos nuestra cultura, tenemos que prohibir esta práctica que sólo nos traerá infortunio”.
El principal partido de la oposición cree que se trata de una maniobra populista, habiendo calificado las protestas como una “gigantesca manipulación del pueblo, una acción demagógica”.
La situación es ahora incierta. La reforma del Código Penal aprobada por el Senado debe volver de nuevo a la Asamblea, que inicialmente fue la que introdujo la criminalización de la homosexualidad. Si la Asamblea no da su visto bueno a la propuesta del Senado, ambas cámaras tendrán que formar una comisión conjunta que armonice la ley antes de que el Presidente la apruebe definitivamente. Lo cierto es que el partido gobernante tiene mayoría en ambas cámaras, y el Presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza, habría encontrado en este tema una forma de relanzar su popularidad de cara a las elecciones del año próximo, lo que hace temer lo peor.
