Enviado por Kelsen el 25 Febrero 2009
La ministra de Igualdad del gobierno socialista, Bibiana Aído, ha hecho público su “absoluto desacuerdo” con la sentencia que absuelve a Jacobo Piñeiro del asesinato a puñaladas de dos homosexuales en Vigo en 2006. El tribunal popular que juzgó a Piñeiro lo absolvió al tener en cuenta su miedo a ser asesinado y violado por los dos chicos gays de 27 y 32 años a los que él mató.
La ministra ha declarado que “desde el respeto a la sentencia, en ningún caso se puede considerar la agresión con 57 puñaladas como un acto de defensa propia”. Los ministros de Zapatero generalmente se muestran prudentes en este campo y no acostumbran a poner en tela de juicio las sentencias, por lo que las palabras de Aído deben ser valoradas como un hecho excepcional.
Según “El País”, una frase que pronunció el imputado entre lágrimas, “es culpa de cómo soy”, durante su alegato final, ablandó al jurado, ya que tres de sus miembros rompieron a llorar. Este periódico señala que el jurado estaba compuesto por siete mujeres y dos hombres, en lo que parece una insinuación de que la composición mayoritariamente femenina pudo influir en su decisión. El abogado de la madre de uno de los asesinados ha afirmado que “se trata de un asesinato en toda regla, si la víctima hubiera sido una mujer el resultado habría sido distinto” y también ha declarado que Jacobo es un gay vergonzante, ya que nunca reconoció haber mantenido relaciones sexuales con las víctimas, al estar casado y con hijos.
Para Toni Poveda, presidente de la FELGTB, “no tenemos ni más fuerza ni más vidas que los demás, por lo que llegar a propinar 57 puñaladas es claramente ensañamiento”, pensamiento parecido al del Fiscal Jefe de Vigo, Juan Carlos Horro, quien calificó el veredicto como un “fallo escandaloso” y anunció que pedirá la anulación de la vista. Ha señalado que “57 puñaladas no merezcan ni un año de prisión es algo que chirría” y atribuyó el dictamen a un fallo del sistema, ya que “hay pruebas para un pronunciamiento condenatorio”. Muchos comparan este caso con el asesinato de Rocío Waninkhoff, cuando Dolores Vázquez, la ex compañera sentimental de la madre de la víctima, fue inculpada por un tribunal popular y luego anulado el veredicto.