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EFE - Santiago de Compostela - 14-08-2008
Isabel Quintairos, redactora de la COPE despedida, según estima la sentencia, por homosexual y nacionalista, destacó la importancia de la resolución judicial favorable y el acuerdo a que ha llegado con la empresa, porque sienta jurisprudencia y amparará a otras personas en su situación.
La periodista fue despedida el pasado 18 de julio, tras casarse con una mujer y después de cumplir una excedencia para trabajar contratada por el Bloque Nacionalista Galego (BNG), y la Justicia sentenció despido nulo por haberse vulnerado sus derechos fundamentales.
La Cadena de la Conferencia Episcopal volvió a despedirla a los dos días de haber sido readmitida y ayer, cuando iba a celebrarse el juicio por este segundo despido, trabajadora y empresa llegaron a un acuerdo para romper su relación laboral con una indemnización de 93.000 euros, más 12.000 de salarios atrasados y 3.000 por daños morales.
Quintairos se mostró satisfecha por el precedente que sienta su caso, ya que 'una cosa es que tengamos derechos y otra es que se cumplan y esta sentencia ayudará a velar por los derechos de los trabajadores, tanto en el plano laboral como en el personal, como ha sido mi caso, porque yo laboralmente no tenía problemas'.
Sobre si la causa del despido fue la homosexualidad o el nacionalismo, la periodista cree que 'fueron las dos' y agregó que 'es evidente que una empresa propiedad de la Conferencia Episcopal no es demasiado proclive ni al ascenso de las mujeres ni al reconocimiento de los derechos que tengan que ver con el mundo homosexual. Eso no cabe discutirlo', sentenció.
La redactora cree que la cadena de la Iglesia no ha experimentado 'una deriva negativa, sino tremebunda' y recordó cómo en 1987, cuando ingresó en la empresa en Vigo, aquella emisora 'era un referente social para la clase trabajadora, defensora de los derechos de las personas'.
'Fuimos un referente social -insistió-, incluso desde una óptica cristiana, que yo puedo respetar y respeto profundamente, si la óptica cristiana no tiene nada que ver con los despropósitos y barbaridades cometidos posteriormente'.
En opinión de Isabel Quintairos, 'esa línea ideológica de defensa de los derechos de las personas y de los trabajadores en los años 80 fue derivando poco a poco en un giro político hacia la derecha más radical, tabernaria y espantosa que se podía imaginar, por lo que estoy doblemente contenta de no tener que regresar'.
Respecto de si queda mucho camino por recorrer en el conjunto de la sociedad para que no se repitan casos como el suyo, la trabajadora considera que 'obviamente sí, porque si las empresas no tuviesen la seguridad de que van a salir impunes en estos asuntos, no pasarían. A nadie se le ocurre -agregó- despedir a nadie porque es miope, o moreno, o bajito, porque son circunstancias que nadie puede variar y es exactamente lo mismo en la orientación sexual, porque no es una opción, a pesar de lo que se dice, uno es lo que es'.
Quintairos subrayó que, después de ser contratado un trabajador, 'la empresa no puede decir: '¡ah, es que usted es no sé qué¡'. No, mire, yo ya lo era antes, pero es que, además, eso no tiene nada que ver con mi trabajo'.
Para la periodista, 'está claro que esto se puede hacer con bastante impunidad, como hasta hace poco se podía despedir sin problema alguno a una señora por quedar embarazada, porque a las empresas les resulta más barato pagar un despido o una multa que respetar nuestros derechos'.
Preguntada por su futuro profesional, explicó que 'ahora tengo dos años para replantearme mi vida, pues está claro que, con 45 años, es bastante complicado encontrar trabajo en el sector de la comunicación, que está tan precarizado. En mi caso, usaron un becario para deshacerse de mí y yo no voy a ser la becaria de nadie'.
Tras señalar la posibilidad de preparar unas oposiciones, concluyó que 'la verdad, para hoy no lo pensé, pero tengo muy claro que el sector de la comunicación me va a quedar algo lejos'. .
