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José Francisco Da Silva, de Mondariz, es el primer empleado de la empresa de inserción laboral de la asociación Diversidades Acolle
José Francisco Da Silva Vieira ha encontrado en Mondariz su lugar en el mundo. Concretamente, en la parroquia de Lougares. Ahí cultiva sueños en la tierra de sus antepasados. Este joven natural de Brasil, que se asentó en Galicia con su pareja en enero del 2021, es el primer empleado de la empresa de inserción laboral de la asociación Diversidades Acolle, una entidad social sin ánimo de lucro que trabaja por la inclusión social, el reconocimiento cultural y la ciudadanía plena de las personas inmigrantes o vulnerables.
Con solo 25 años, la trayectoria de José Francisco Da Silva es ya un testimonio de resiliencia, pasión y búsqueda de identidad. «Soy joven, agricultor en el rural, inmigrante, gay, descendiente de judíos y hago la revolución», defiende con entusiasmo. Quiere visibilizar la diversidad en el rural, «porque no solo hay mayores y patatas, también hay jóvenes, inmigrantes o gais. Yo me considero un ciudadano gallego de corazón, como muchos otros que hay en el municipio».
Recuerda que de pequeño, y al igual que hacía con sus hermanos, su padre le decía que tenía que estudiar mucho porque «si no tendría que coger la azada». Ahora, sin embargo, dice que «usar el sacho es lo mejor que me ha pasado en la vida». «Al final, estudié para acabar cogiendo la azada y abrazando la agricultura ecológica. Es mi modo de vida y así hago mi propia revolución», insiste este joven que canta ópera mientras cultiva patatas. Es «feliz» en la tierra que ahora llama hogar.
Es el primer trabajador de la empresa centrada en la producción ecológica que ha iniciado su andadura en Mondariz este año gracias a un acuerdo de la entidad y el Obispado de la Diócesis de Tui-Vigo por el que les ceden temporalmente cerca de tres hectáreas de terreno en las parroquias de Sabaxáns y Lougares, explicó Santiago Avión, fundador de Diversidades Acolle, entidad que solo el año pasado ayudó a más de 830 personas en la provincia. Y también es, para José Francisco, su primer contrato en España tras dos años encadenando trabajos temporales que compaginó con formación.
La pandemia lo pilló en Alemania, donde estudiaba en la prestigiosa Universidad de las Artes de Folkwang y ya se había iniciado como cantante lírico en las óperas de los teatros de Essen y Wuppertal. Por ello, es habitual escucharlo cantar un aria mientras, azada en mano, planta las cebollas, patatas o puerros.
Ya conocía Galicia porque estuvo seis meses con una beca en la Universidad de Santiago en el 2016. «Me sentí como en casa, por las similitudes con la lengua y la cultura», asegura. La pandemia de coronavirus puso a José Francisco y a su marido contra las cuerdas cuando estaban en Alemania. «La vida cultural se paró en seco y, al no poder trabajar, llegamos a una situación límite. Nos acordamos de lo a gusto que nos sentíamos en Galicia y un amigo nos alquiló su casa en Mondariz», recuerda.
Con la ilusión y la juventud como bandera, el matrimonio se asentó en el municipio en el que ambos han encontrado trabajo, aunque los principios no fueron fáciles.
Eso fue en el 2021 y desde entonces continuó cultivando huerto, cuerpo y mente haciendo también un curso de panadero en el centro de formación profesional y promoción rural EFA A Cancela, de As Neves, de cara a diversificar su currículo ante la dificultad de encontrar trabajo, «algo extremadamente duro para un inmigrante», reconoce tras más de un año de búsqueda activa.
Ninguna oferta era para él, así que optó por emprender y fue entonces cuando le salió al paso lo que tanto ansiaba, pese a las advertencias de su padre. «Mi sueño era hacer un huerto ecológico porque hago una agricultura de paz, libre de químicos, y fui al Concello a hablar con la trabajadora social. Quería emprender, pero no tenía recursos y, de repente, me topé con que buscaban a una persona en Diversidades Acolle para un proyecto de agricultura ecológica», dice. Empezó en febrero y el contrato incluye formación con el respaldo directo del ecólogo nigranés Alexandre Pereira. También destacan la implicación de Rafael, el párroco de Lougares.
Cultiva la tierra de la que «echaron a mis antepasados»
Una de las experiencias que más le reconforta es «cultivar la tierra de la que echaron a mis antepasados». José Francisco consiguió el pasaporte portugués al haber demostrado que es descendiente de sefardíes y espera, por la misma ley, recibir también en breve el español. «Nadie de la familia sabía que teníamos ascendentes judíos. Invertí mucho dinero y tiempo para hacer el árbol genealógico de cinco siglos, la vida de un no europeo en Europa es muy dura», sostiene.
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Fuente:https://www.lavozdegalicia.es/noticia/vigo/mondariz/2023/05/20/joven-inmigrante-gay-agricultor-rural-descendiente-judios/0003_202305V20C7991.htm