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Sexo en baños públicos, agresiones homófobas

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    Sexo en baños públicos, agresiones homófobas

    Las asociaciones de gays denuncian que los guardias de algunos centros comerciales agreden a las parejas que mantienen sexo en sus baños | Según ellas, sin exhibicionismo no se puede considerar delito | Isaac Rodríguez narra su experiencia en este vídeo

    Un varón entra en los servicios de un centro comercial, observa el panorama y establece un juego de miradas con otro hombre. Si ambos están por la labor, se encierran en una cabina del baño para tener sexo. Saben que, en cualquier momento, los guardias o vigilantes de seguridad pueden forzar la puerta y descubrirlos. Habitualmente, cuando esto ocurre acostumbran a ser víctimas de agresiones verbales o físicas, aseguran a ADN.es asociaciones que representan al colectivo gay.
    Isaac Rodríguez ha sido víctima de estas humillaciones en un punto de encuentro habitual de la comunidad homosexual madrileña, donde los baños públicos (incluidos los de algunos centros comerciales) son un clásico punto de este tipo de encuentros. Tras su "desagradable experiencia", Isaac llevó a juicio a los vigilantes de seguridad del Centro Comercial Príncipe Pío que, por espacio de una media hora, recuerda tiempo después, lo sometieron a vejaciones por ser un "maricón de mierda".
    "Estaba en una cabina con un chico, entró un vigilante, miró por debajo, vio que había más de dos piernas y le dio una patada fuerte a la puerta y nos sacó fuera. Empezó a insultarnos y amenazarnos. Nos dijo que era nazi y que iba a ser nuestra peor pesadilla", explica este veinteañero madrileño, que no dudó en poner su caso en manos del Colectivo de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales de Madrid (Cogam).
    Lo suyo fue por mantener relaciones en unos baños, pero estos organismos también tienen constancia de vejaciones por ir cogido de la mano de un compañero sentimental o por apenas una mirada, como explica el presidente de Cogam, Miguel Ángel González. "Hace un mes y medio, presencié como un señor agredió a otro en la estación de Atocha porque se sintió ofendido por una mirada. La emprendió a golpes con él hasta que llegaron los guardias de seguridad, que se llevaron en volandas al agredido, mientras que al agresor no le sucedió nada".
    El herido no denunció. "Decía que no había mirado a nadie, pero eso lo que revela es que vivimos en una sociedad armarizada". González quiere decir que algunos homosexuales que no quieren reconocer públicamente su condición usan esos lugares para mantener relaciones a escondidas, por lo que difícilmente pondrán una denuncia en caso de sufrir algún tipo de agresión. "Es gente que está dentro del armario y tiene una doble vida, por lo que utilizan el anonimato de los servicios o los probadores para poder ligar".
    "Para el homófobo, la homofobia no existe"
    El abogado especialista en gays y lesbianas Manuel Ródenas asegura que es "una práctica muy extendida y que, en determinadas zonas de encuentro para homosexuales, hay bastantes agresiones". Policía Nacional y Ministerio del Interior no cuentan, tal y como señalaron a ADN.es, con un registro de agresiones homófobas, aunque el presidente de Cogam calcula que el 30 o 40% de las agresiones a homosexuales son motivadas por este tipo de prácticas.
    "Además, hay un vacío legal", explica Ródenas, quien recuerda que no existe una ley contra la homofobia que regule "con mayor presión" estos casos. "Se conducen como juicios de faltas y al agresor no le pasa nada o casi nada, mientras que el agredido se queda hundido porque no hay una sanción suficientemente fuerte como para que los agresores se lo piensen dos veces antes de agredir. Para el homófobo, la homofobia no existe".
    "Sin exhibicionismo no hay delito"
    Es la palabra de uno contra la del otro, por lo que algunos casos se archivan por falta de pruebas, prosigue Ródenas, quien deja claro que mantener sexo en baños públicos o probadores "no es delito en tanto en cuanto no pueda calificarse de exhibicionismo. Los agredidos lo hacen con discreción y no quieren que nadie se entere, pero los guardias de seguridad abren en muchas ocasiones las puertas de las cabinas, rompiendo su intimidad y forzando la prueba".
    Eso es lo que, precisamente, le sucedió a Isaac. "El guardia de seguridad me agarró la cabeza y me la apretó contra el espejo, pero las agresiones no me dejaron hematomas ni heridas, por lo que no pude presentar pruebas", explica en la explanada situada frente al centro comercial donde sucedieron los hechos. Dentro, nos muestra los baños en los que fue agredido, que en estos momentos se encuentran cerrados. "Pero no siempre para limpiarlos", dice Isaac, "sino para que los guardias tengan menos servicios que controlar".
    El centro comercial niega las prácticas en sus instalaciones
    "En Príncipe Pío no existe ninguna zona de encuentro", niega Joaquín Delfín, gerente del centro comercial. "Si bien no podemos descartar que se hubiera producido algún hecho aislado", explica. A pesar de contactar telefónicamente en varias ocasiones con él, sus únicas respuestas son por escrito. "No ha sido necesario tomar ninguna medida especial dado el carácter excepcional de los casos". Pero ¿ha habido alguna incidencia significativa? "No".
    Miguel Brox, vicepresidente de Cogam, carga contra algunas empresas de seguridad. "Los guardias jurados tienen una táctica que les han enseñado: vejar, insultar, agredir verbalmente al usuario del servicio, que puede ir a ligar o tener una cistitis tremenda, algo que no le incumbe. Grita para que los demás escuchen y la persona se sienta acosada. Pero si responde con tranquilidad, el guardia siente que su táctica no sirve para nada. Y si la víctima llama a la policía, es capaz de agredirse a sí mismo para acusar a la víctima y, así, que sea la palabra de uno contra la de otro".
    "Algunas empresas, por otra parte, utilizan vigilantes jurados para hacer el mismo servicio que un guardia jurado, que puede llevar armas, por ejemplo". Según Brox, lo hacen para ahorrar dinero, "porque un vigilante no puede pedir documentación ni nada". González pone la guinda: "Parece que piden una condición homófoba para ser guardia jurado".
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