Escrito el 22-02-2008 por Diego
La vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, será protagonista de una entrevista este domingo en el ‘Magazine’ de EL MUNDO. Por el momento, ya se ha avanzado que en la misma se le pregunta directamente sobre los rumores de homosexualidad y ella responde con claridad que no es lesbiana y que si lo fuera no tendría problema en decirlo.
“Hombre, ¡por fin me lo preguntan! Pues mira no. Es un rumor sobre mí que se han inventado para hacer daño con algo que, oye, respeto absolutamente. No tengo ninguna homofobia, ¡pero no soy homosexual! Si lo fuera, no tendría ningún problema en decirlo. ¡Pero es que no lo soy!“, respondió la número 2 del Gobierno de Zapatero durante esta legislatura.
Ante esta respuesta, se le alude a “lo suyo” con una conocida periodista de Deportes [María Escario, de TVE], ante lo que Fernández de la Vega dijo que no la conocía en persona y que estaba acostumbrada a que se hablara de bodas suyas con otras mujeres.
“¡Y dale con eso! ¡Pero si no la conozco, que no nos hemos visto en la vida! ¡Y me casan con ella! Me han casado con muchas, eh, cuidado. Pero sobre todo con ella. Me entero por los periódicos o Internet. Me casaron con una médico, que tampoco conozco del Hospital Gregorio Marañón, con una amiga mía de Palma… Eso es impresentable. Palma, un sitio pequeño, ¡y sacaron su nombre! Me parece disparatado y discriminatorio“, explicó.
Los rumores sobre la homosexualidad de algunos políticos han circulado durante años, con mayor o menos fuerza, como en los casos de Mariano Rajoy o Josep Borrell, a quien incluso se le llegó a relacionar hace años en la prensa rosa con el torero José Ortega Cano.
Pío Moa y las “lesbianas militantes“
El que seguramente se haya quedado mucho más relajado tras las palabras de la vicepresidenta es el historiador revisionista Pío Moa, que en su blog de ‘Libertad Digital’ especulaba recientemente con el supuesto “lesbianismo militante” de Fernández de la Vega, considerando un “derecho” de los ciudadanos saber si ésta pertenecía a ese grupo.
Moa establecía en aquel artículo una diferenciación entre los homosexuales “conscientes de su limitación” y los “homosexuales militantes“, a los que acusaba de odiar la familia cristiana y de querer destruirla aprobando leyes como la del matrimonio homosexual.
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