Juan Luis Merida
Hay veces que parecemos gilipollas, con la pluma y los complejos. Me encuentro que, tener pluma, está peor visto entre los homosexuales que entre los heterosexuales. Allá donde vaya, allí donde lea o hable, la pluma está mal vista.
Ayer me di un paseíto virtual por una página de contactos y rápidamente advertí que la pluma no cotiza en bolsa. Ahora parece que entre los homosexuales eso de ser afeminado no está de moda, no es “cool”, si es que alguna vez lo fue. Es cierto que algunos usuarios de estás paginas están más cerca de parecerse a Beyonce que a Javier Bardem, pero no acabo de entender ese rechazo frontal hacía la gente que tiene pluma. Todo el mundo busca lo mismo: gente simpática, de buen rollo, alguien con quien hablar y sin plumas. Y también acabamos describiéndonos a nosotros mismos de la misma forma: somos simpáticos, extrovertidos, amigo de nuestros amigos,… vamos un aburrimiento.
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