El colectivo homosexual supone aproximadamente un 10% del electorado, cuota nada desdeñable para un político ambicioso. El ejemplo más claro se encuentra en Alberto Ruiz-Gallardón, que se ha apresurado a aparecer en la portada de la revista gay Zero en este mayo electoral. Pero ¿se puede hablar realmente de un ‘voto rosa’? Y, en caso afirmativo, ¿a dónde se dirige? El Confidencial se lo ha preguntado a distintas asociaciones y la respuesta va del visceral “no al PP” de algunos al electorado silencioso que vota con el bolsillo de otros.
En la Fundación Triángulo lo tienen claro: “Votamos ideas. Al contrario que otras asociaciones, no pedimos el voto para ningún candidato concreto”. Sin embargo, sí ofrece información en su página web sobre las propuestas para gays y lesbianas de los programas de los distintos partidos políticos.
“Por ejemplo, informamos de que fue el PSOE quien aprobó la Ley de matrimonio homosexual y de que el PP presentó un recurso ante el Tribunal Constitucional (TC). O que este Gobierno ha incluido en los colegios una asignatura, educación para la ciudadanía, que enseña el respeto a la diferencia, y el Partido Popular la quiere quitar. A partir de ahí, confiamos en la madurez del electorado”, afirma Pablo López, presidente de la fundación.
Desde la Federación Estatal de Gays, Lesbianas, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), que agrupa a asociaciones de todo el país, se ha puesto en marcha en los dos últimos comicios –también para éste- la campaña “No votes PP”. La postura de los conservadores ante el matrimonio entre personas del mismo sexo, recurrido en estos momentos ante el Tribunal Constitucional, es la clave para este rechazo. “Está clara la política discriminatoria del PP hacia el colectivo. Mientras no cambien de estrategia, no podemos dejar de considerarlo un partido homófobo”, afirma Antonio Poveda, recién elegido presidente de la FELGTB.
“Pedimos reivindicaciones, más que representantes”
Eso no quiere decir que se reniegue de todos los candidatos conservadores por el simple hecho de serlo: “Si hay algún cabeza de lista del PP que rechace el recurso a la ley del matrimonio, le apoyaremos”, continúa Poveda.
Porque los colectivos estudian atentamente los programas, hacen propuestas a los partidos y sólo después de este proceso de consultas se da la información pública sobre el voto. “Lo que pedimos son reivindicaciones para el colectivo, más que representantes políticos gays y lesbianas”, asegura el presidente de la Fundación Triángulo, aunque también reconoce que “la visibilidad es importante, porque así contamos con referentes en distintos ámbitos, como el político o el empresarial”. “Está muy bien tener un alcalde homosexual fuera del armario sin problemas, como ya sucede en Berlín, Londres y, sin ir más lejos, en Valdepeñas”, recuerda.
El representante de Triángulo no cree en la existencia de un lobby gay ni en los llamados miembros de ‘la peseta rosa’. “Lo que sí hay es un movimiento asociativo muy fuerte y organizado que ha avanzado mucho en poco tiempo y ya empieza a dar sus frutos”, considera.
A primera vista, puede parecer que el voto rosa puede engrosar las filas de los partidos más progresistas. “Muchos gays y lesbianas se sienten rechazados por el PP y de lo que no se da cuenta este partido es de que hay mucho gay silencioso dentro del armario”, aseguran voces independientes del colectivo. Pero que nadie se lleve a engaño. Hay homosexuales de todas las tendencias políticas, y no a todo el colectivo le gusta el candidato que su partido preferido propone. “El voto local es un voto a la eficacia y muchos homosexuales de derechas votan con el bolsillo”, añaden.
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