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Blair pierde frente a sus ministros la batalla de la adopción de parejas homosexuales

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  • Blair pierde frente a sus ministros la batalla de la adopción de parejas homosexuales

    El Gabinete de Blair rechaza que la Iglesia católica pueda discriminar a las parejas gays en las adopciones

    El primer ministro apoyaba a la jerarquía católica en su pretensión de extar exentos de cumplir la futura Ley de igualdad, que entra en vigor en abril

    AGENCIAS - Londres - 25/01/2007

    Los ministros del Gobierno laborista de Tony Blair han rechazado por mayoría que las agencias de adopción de la Iglesia católica puedan discriminar a las parejas homosexuales. Según informa hoy la prensa británica, el primer ministro, que simpatizaba con la posición de la jerarquía católica y estaba a favor de alcanzar un compromiso, ha terminado por ceder ante la presión de la mayoría de sus ministros, que se oponían la llamada Ley de Igualdad contemplara esta exención.

    Blair, que es anglicano pero muy próximo a la Iglesia católica, a la que pertenece su esposa, la abogada Cherie Blair, enfureció a su propio Gabinete al declararse dispuesto a un compromiso después de que la Iglesia católica amenazase con cerrar sus agencias de adopción si no se la eximía de cumplir en este punto la Ley de Igualdad Sexual, que entrará en vigor en abril.

    Una mayoría de pesos pesados del Gobierno, encabezados por el ministro de Educación, Alan Johnson, y el de Irlanda del Norte, Peter Hain, expresaron su oposición a que se debiliten las llamadas regulaciones sobre orientación sexual, que forman parte de la Ley de Igualdad. Blair se vio aislado junto a un reducido grupo de incondicionales como la ministra de la Igualdad, Ruth Kelly, católica y miembro declarado del Opus Dei. Varios representantes de la Iglesia católica han admitido en público que no se oponen en principio a que una persona con inclinaciones homosexuales adopte a un niño, pero sí en cambio cuando se trata de una pareja que ejerce activamente la homosexualidad.

    Para presionar al Gobierno, el cardenal Murphy O' Connor, primado de los católicos ingleses, tomó la inusual iniciativa de escribir a todos los miembros del Gabinete para comunicarles que la Iglesia no podía aceptar que se obligase a sus agencias de adopción a admitir las solicitudes de las parejas gays. En su pulso con el Ejecutivo, la jerarquía católica recibió la solidaridad de sus colegas anglicanos: el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, escribió también una carta en la que señalaba que "los derechos de conciencia no pueden estar sometidos a una determinada legislación".

    El tema suscitó acaloradas discusiones en el Gobierno y entre los diputados laboristas, y finalmente una mayoría se plantó y dijo que no estaba dispuesta a ceder ante el "chantaje" de la jerarquía católica. Tras varios días de intensas negociaciones con los ministros, Blair parece haber llegado a la conclusión de que será imposible conceder a la Iglesia católica la exención que reclama por motivos de conciencia. La única concesión a la que podrían estar dispuestos algunos ministros es a darles a los católicos un plazo de transición para que sus agencias vayan adaptándose a una ley que prohíbe que quienes prestan algún servicio -ya sean las agencias de adopción o los hoteles- discriminen a las personas por su sola condición de homosexuales.

    Este pulso perdido ha sido interpretado por la prensa británica como el último ejemplo de la delicada y débil situación de Blair, que hubiese sido impensable hace sólo dos años. Daily Mail llega a decir que el primer ministro ha sufrido una "humillación" al tener que ceder ante sus propios ministros.
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