Lo ocurrido el domingo en Bélgica, con el ascenso de la ultraderecha, es un síntoma de la crisis del modelo social y político de Europa, donde se empiezan a tener en cuenta soluciones extremistas a los problemas que afectan a los ciudadanos.
13/10/2006 ALBERTO Hidalgo
El pasado domingo Bélgica celebró elecciones municipales y confirmando los pronósticos quedó al descubierto el ascenso de la extrema derecha en este país europeo. La coalición liberal-socialista que ejerce actualmente el Gobierno belga sufrió un duro varapalo y tanto socialistas, como liberales redujeron considerablemente su porcentaje de votos. Por el contrario la democracia cristiana (CDV) y la ultraderecha (VB) aumentaron de forma notable su representación municipal en numerosas localidades de Bélgica. En estos comicios electorales quizás el factor más relevante fue el papel jugado por la extrema derecha, y más concretamente por el partido Vlaams Belang (Interés Flamenco) que consiguió un 12% de voto, superando considerablemente sus resultados en las elecciones anteriores. Este partido que se define como nacionalista e independentista flamenco representa el modelo ultraderechista de otros partidos europeos (como el Front National de Le Pen en Francia) y centra su discurso en el rechazo a la inmigración ilegal. De marcado carácter racista y xenófobo combina una ideología ultraliberal en lo económico con otra ultraconservadora en lo social.
El nuevo panorama político de Bélgica recrea la situación que viven muchos países europeos en la actualidad al contemplar como las propuestas de la extrema derecha calan en la sociedad. Podemos comprobar como el modelo político y social de Europa entra en crisis y como comienzan a ser tenidas en cuenta algunas soluciones, en ocasiones extremistas, a los problemas que afectan a los ciudadanos europeos. Uno de estos problemas centrales es, sin lugar a dudas, la inmigración. La llegada masiva de inmigrantes a los países de Europa huyendo del hambre y la miseria ha producido reacciones diversas, pero el control de la inmigración ilegal se hace necesario para una amplia mayoría. Frente a esta situación y aprovechando la coyuntura política los partidos europeos de ultraderecha han unido a sus discursos escasamente democráticos intolerantes actitudes de racismo y xenofobia. La ultraderecha europea ha sabido canalizar de forma fanática y violenta el rechazo social a la inmigración para obtener rédito electoral y conseguir un hueco en los bipartidistas sistemas políticos europeos. La crisis cultural, el aumento del paro y el deterioro de los servicios públicos son algunos de los problemas que se ven causados por la inmigración. El extranjero se ha convertido en el primer enemigo y en el chivo expiatorio de los problemas del sistema capitalista y neoliberal.
XCON ELx auge de la ultraderecha se ve atacado frontalmente el modelo de una Europa social, pacífica y democrática que se definió a lo largo de la historia y los valores que la han inspirado y la inspiran, como la libertad, la igualdad, la paz, la tolerancia, el progreso- En un futuro no muy lejano Europa deberá afrontar las consecuencias del ascenso de la extrema derecha. Las contradicciones y problemas del sistema neoliberal provocan que los ciudadanos desencantados adopten posturas cada vez más radicales en la búsqueda de soluciones y la ultraderecha encontrará en esto una buena conexión a su discurso fanático y exaltado. Con sus actitudes de marcado carácter violento las democracias europeas corren el riesgo de ser gravemente deterioradas por la crispación y la división social que producen este tipo de partidos políticos. Unido a esto, escasos son los factores que los partidos políticos de extrema derecha podrán aportar al avance y progreso y de los países europeos, sus actitudes racistas y xenófobas marcarán el rumbo de la Unión Europea, como es el caso de su rechazo a que Turquía se convierta en país miembro de la UE, y de los sistemas democráticos, como el retroceso en materia social que supone su oposición a los matrimonios homosexuales, el aborto o la eutanasia. Sin lugar a dudas el ascenso de la ultraderecha marcará un antes y un después en la historia de Europa.
*Estudiante de Ciencias Políticas