Xavier Jugele durante el homenaje que se le rindió en París.
El viudo de Xavier Jugele convirtió un discurso entre policía y autoridades en una celebración de la normalización y la igualdad al romper los esquemas de todo el que quisiera escuchar.
Por Guillermo Alonso
26 de abril de 2017 · 15:28
Ayer por la tarde Etienne Cardiles se subió a un estrado rodeado de banderas, policías y políticos y leyó un discurso conmovedor para recordar a Xavier Jugelé. Xavier era el policía fallecido el 21 de abril en un atentado en los Campos Elíseos y también su novio. El discurso, con millones de reproducciones en diferentes plataformas, ha conmocionado a casi todo el que lo ha visto. Que se tratase de una pareja formada por dos hombres apenas ha sido ensalzado por ningún medio, en una sanísima muestra de normalización. Porque no importa. Pero lo vamos a hacer hoy, solo para aplaudirla.
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Justo hace un año la Policía de Leganés (Madrid) pegaba en sus coches y colgaba de sus motos la bandera multicolor para celebrar el Orgullo Gay. Y a comienzos de enero de 2017 nacía la LGTBIPOL , un grupo de policías sensibilizados contra los delitos de odio. Medios ultraderechistas y partidos ultraderechistas como VOX lo condenaban –las 239 agresiones homófobas registradas en 2016 en Madrid, más todas de las que no se tiene registro, parecían no importar–. Rocío Monasterio, de VOX, preguntó en las redes sociales: “¿Habrá una policía religiosa? ¿Y otra heteropol?”.
“Nadie se preocupa de las victimas del delito de odio que se encuentra al alza en España: la cristianofobia ”, se opinaba una columna de un medio al que no hay que enlazar.
La policía y los derechos LGTB. A más de uno pareció explotarle la cabeza. ¡La fuerza de seguridad y los encargados de mantener el orden público a las órdenes del Estado mezclándose con esas exóticas costumbres de amar de manera libre y diferente! En ocasiones, la aceptación de lo diferente tiene lugar únicamente en unos terrenos muy acotados, controlados, higienizados. Pongamos el ejemplo del gay: incluso en el ambiente más conservador se le acepta si es el diseñador inspirado, el peluquero amable, el escritor histriónico, el pintor excéntrico, el ídolo de canción ligera para señoras o el dueño de esa preciosa tienda de productos gourmet y vinos caros. Pero ayer el homenajeado fue el policía homosexual que murió en plena guerra contra el ISIS.
Que eso ocurra es avanzar. Meter el pie en nuevos arenales. Tener representación en otros órganos más allá del oficial es normalizar todo esto. Cuando Alaska o su marido Mario Vaquerizo colaboraban con la cadena de radio de la Conferencia Episcopal no se les dejaba de cuestionar –en un debate lícito y con muchas aristas–, pero a la vez muchos entendían que un repaso de la agenda del Orgullo Gay o un name dropping de iconos de la cultura queer era mucho más necesario en la COPE que en la SER. Cuando Cristina Cifuentes colgó del ayuntamiento la bandera gay, su cuenta de Instagram se llenó de insultos y descrédito. La bandera del Orgullo se comprende en las redes sociales de Manuela Carmena o de Pedro Sánchez, pero ojito con mezclarla con el logo del PP o, sencillamente, una bandera de España.
“Madre de Dios, Cristina, no te vuelvo a votar nunca más ”, decía una usuaria que resumió bastante bien decenas y decenas de comentarios.
En España hubo que esperar diez años tras la aprobación del matrimonio igualitario para que se casasen dos policías. Ocurrió en septiembre de 2015, cuando se casaron Chema y Jonathan en la Real Escuela Andaluza Ecuestre de Jerez de la Frontera. También tardó diez años en darse el que es, probablemente, el mejor ejemplo de un asunto LGTB teniendo lugar en un lugar donde no parecía bienvenido: cuando la plana mayor de un gobierno que había prohibido que se celebrasen las bodas gays acudio a una boda gay. Tuvo lugar cuando Javier Maroto se casó con el economista Josema Rodríguez en Vitoria. Mariano Rajoy dijo en 2004 en el Congreso que “el matrimonio siempre ha sido una institución entre un hombre y una mujer ”. En 2010 mantuvo en El País que aquella ley no era constitucional y que no la mantendría al llegar al poder. En septiembre de 2015, justo a la vez que se casaban los dos policías de Jerez, él estaba celebrando el amor de un compañero por otro hombre en una boda gay. Concretamente, en la mesa Celine Dion.
Y eso está muy bien.
Ayer la normalización se coló en un evento oficial y solemne. Quiso el destino que el policía asesinado por un terrorista tuviese un marido en lugar de una mujer. La igualdad se sentó entre las butacas, como un invitado inesperado pero bienvenido. Y lo mejor de todo es que la igualdad se celebró dejando también un lugar a esas pequeñas concesiones al tópico: al fallecido, un policía que luchaba contra las fuerzas del mal, le encantan Madonna y Britney Spears y, según el precioso discurso de su marido, iba “a sus conciertos una y otra vez, a veces siguiendo a un artista durante toda su gira”. Qué forma de rizar el rizo: que a un gay le guste Madonna es el tópico que todos compran, pero que escuche a Madonna en el coche patrulla ya empieza ya a chocar y a abrir mentes.
Igual que un alcalde musulmán gobierne Londres en plena lucha contra el ISIS.
Igual que aquella mujer oriental que entraba en directo en el despacho de un analista político de la BBC para que los niños no molestasen durante la emisión y resultó no ser su asistente doméstica, sino su mujer.
Igual que aquellos políticos que lucharon para que los gays no se pudiesen casar y acabaron sentados en una mesa llamada Celine Dion, otra artista que, por cierto, gustaba muchísimo al agente de policía Xavier Jugelé.
Más de 230 personas han muerto en Francia a manos de yihadistas desde enero de 2015. Cinco de ellas eran policías. Los casos de Xavier o de Antoine Leiris, el periodista que perdió a su esposa en los atentados de Bataclan y acuñó la frase "no tendréis mi odio " (ayer repetida por el novio de Xavier) demuestran que incluso en un mundo que se resquebraja, hay palabras que se pueden colar y arrojar luz a través de las grietas.
Fuente: https://www.revistavanityfair.es/pod...do-paris/24141