Agustín Gómez Cascales
Es un gran paso adelante que el CDN programe una función como Tribus, en la que se da una gran oportunidad a actores con diversidad –en este caso, con sordera– como el joven Marcos Pereira. Que nos habla de los retos a los que se enfrenta tanto en el teatro como en su día a día.
Tribus es un proyecto muy especial para Marcos Pereira, actor de 21 años, sordo, que interpreta a un personaje también sordo. Esta obra que ya se puede ver en el Centro Dramático Nacional –accesible a diario para todas las personas con discapacidad auditiva– habla sobre el lenguaje, en particular, y la comunicación, en general. Escrita por Nina Raine, con dirección de Julián Fuentes Reta, retrata a una familia especial, de la que Guille (Pereira) es el hijo menor, y siempre se ha sentido aislado porque ni sus padres ni su hermana han hecho nunca el esfuerzo de hacerle sentir parte de lo que viven.
Hasta que aparece en sus vidas, Sylvia (interpretada por otra actriz sorda, Ángela Ibáñez), a la que Guille invita a casa una noche, y que provocará una situación catártica y liberadora en todos ellos. “Es una función que habla de la falta de comunicación en la sociedad. Y logra hacerlo desde la historia de esta familia en concreto, un clan con sus propias normas e ideales, que se tambalea cuando aparece una persona diferente”, explica.
“En la comunidad sorda también hay mucha diversidad”
El interés de Marcos por el personaje que interpreta fue inmediato. “Enseguida me vi reflejado en el personaje de Guille: es sordo, ha nacido en una familia oyente, su entorno es oyente… Pensé: ‘soy igual”. Cuenta que hace apenas un año que empezó a quedar con gente sorda signante. Él, que no tiene problemas para utilizar el lenguaje oral, que escucha con audífono y se apoya en la lectura de labios, no sabía nada del lenguaje de signos, y ahora ya sí se defiende (“en el modal, el puro es muy difícil”).
En los ensayos recuerda que hubo momentos complicados. “Porque la hago sin audífonos, para ponerme de verdad en la piel del personaje, que vive con una familia oyente pero siempre se ha sentido desplazado, y no escucho absolutamente nada”. Como cuando conoció al resto de compañeros se comunicaba oralmente con ellos, ninguno reparó en que cuando Marcos no los tiene enfrente no puede saber lo que dicen, y perdía algunos pies para sus réplicas. “El director quería llegar a eso para que cada pie mío viniese dado de manera física o visual, no vocal”.
Marcos Pereira, que tuvo claro a los seis años que quería dedicarse a la interpretación, estudió teatro físico en la RESAD, y una vez más en su vida se encontró con una barrera a raíz de su discapacidad. “En sus doscientos años de historia no había habido ningún estudiante sordo, y llegué con miedo. Porque los profesores solo habían trabajado con gente ‘normal’. Aunque me desenvuelvo con la palabra, hay rasgos de pronunciación que me caracterizan, y por eso tiré por lo físico”. Como recuerda Marcos, cuando pensamos en una persona sorda damos por hecho que ni oye ni habla y solo se comunica por lengua de signos. No es su caso. “En esta comunidad también hay mucha diversidad”, recuerda, “y hay que romper con esos prejuicios”.
“Siendo sordo y gay, parecía que tuviese una doble discapacidad”
Se cansa de tener de manera habitual un foco constante para señalarle como ‘el diferente’, aunque eso no le amedrenta a la hora de buscar sus objetivos, personales y profesional. “Encima, sordo y gay”, dice entre risas. “Que parece que sea una doble discapacidad. Y ahora, con la pandemia y las mascarillas, otro obstáculo, porque no puedo leer los labios de nadie habitualmente… Pues hay que adaptarse, estamos acostumbrados a superar obstáculos. Pero esa adaptación tiene que ser recíproca”, recuerda.
Pensamos que vivimos en un mundo muy accesible, y no es así. “Hay que diferenciar entre accesibilidad, inclusión e integración. Y sí, puede haber accesibilidad, pero si a las personas que la necesitan no las integras de forma activa, no llega esa inclusión real para las personas con diversidad”. Recuerda lo mal que lo pasaba de pequeño cuando notaba que todo el mundo le miraba por llevar audífonos grandes. “Por eso también retrasé mi salida del armario, no quería verme doblemente señalado. Pero he tenido la suerte de nacer en un entorno liberal y de aceptación, que me permite gozar de una buena salud mental y que no me ha impedido ser quien soy”, dice sonriente.
Se lamenta el joven actor de que, a veces, nuestras características diversas nos puedan empequeñecer, y siente que hay que luchar contra eso dando la mayor visibilidad posible a la diversidad. “Por eso cualquier persona que pertenezca a una minoría (por raza, orientación sexual…) se puede sentir identificada con lo que cuenta la obra. Habla de la falta de comunicación desde el contexto de la sordera, pero se puede aplicar a otras realidades”.
Que se apueste por actores con diversidad en Tribus hace que Marcos Pereira se muestre optimista de cara a su inclusión real en el mundo profesional. “No me gustaría que esta obra supusiera un punto y final. Ni que se me encasillara en papeles de sordo”. Esta es una gran oportunidad para romper esa barrera desde una institución como el Centro Dramático Nacional. “Porque es una pena que haya muchos actores sordos que no se atrevan a dar el paso de presentarse a muchos proyectos por culpa de los prejuicios de la gente”.
FOTOS: MIGUEL ÁNGEL FERNÁNDEZ
FOTOS MONTAJE: MARCOSGPUNTO
TRIBUS SE REPRESENTA EN EL TEATRO VALLE-INCLÁN (PZA. LAVAPIÉS, 1 · MADRID) DEL CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL HASTA EL 27 DE DICIEMBRE
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Fuente: https://shangay.com/2020/11/06/marco...ay-entrevista/