Cruse es el creador de la tira de prensa 'Wendel', realizada para el diario The Advocate, que cuenta las peripecias de un grupo de amigos homosexuales. Nacido en Birmingham, Howard Cruse vivió desde muy joven todos los movimientos sociales de los años 60, con la cuestión racial como telón de fondo, hechos que luego le servirían de inspiración para su novela gráfica 'Stuck Rubber Baby' que le hizo conocido a nivel mundial.
En un encuentro con los medios de comunicación, el autor reconoció haber estado inmerso "desde siempre" en una "subcultura" gay "tratando de aceptar lo que era y de adaptarse a la situación" desde la pasividad y que, a raíz de vivir conflictos raciales, decidió involucrarse de manera activa en el movimiento de liberación homosexual de Estados Unidos, algo que hizo a través del cómic underground. "Al principio las historietas gays eran sólo de sexo pero yo avancé para contar el día a día y la vida completa", apuntó.
En su novela gráfica, de más de doscientas páginas y que le supuso más de cuatro años de trabajo, el autor muestra "lo que significa ser gay y la vida de los homosexuales con tintes autobiográficos", como cuando cuenta que un homosexual tiene una relación con una mujer y da como fruto una hija, lo que supone "el punto álgido de la experiencia de su vida".
Oliver Ka es un artista multidisciplinar. A lo largo de su carrera ha trabajado en radio, cine y teatro, aunque realmente lo que siempre ha querido ser es escritor. Aunque nació en Líbano, a los cinco años traslada su residencia a Francia. El tebeo que lo elevó al Olimpo de los grandes de la nueva Banda Diseñada francesa y con el cual ganó innumerables premios, es 'Por qué he matado a Pierre'. En esta obra de corte autobiográfico, el autor relata varias anécdotas de su vida. Toda la historia gira alrededor de un suceso acaecido cuando tenía doce años, momento en el que sufrió abusos por parte de un cura amigo de su familia.
Ka reconoció que desde que empezó a escribir tenía pensado contar esta experiencia vital pero que no sabía cómo enfocarlo. Así dedicó quince años de su vida a escribir libros infantiles hasta que descubrió "el ángulo exacto" desde el que quería abordar los abusos sexuales. "Quería hablar no sólo del dolor que me ocasionó, también ir más allá y contar quién soy y cómo influyó eso en mi vida", señaló. En un principio pretendía escribir una novela pero fue su "mejor amigo" quien le recomendó que lo hiciera en forma de cómic para que fuera "más gráfico y directo".