por Beatriz Gimeno
En el tiempo en el que estuve en la dirección, ya fuera como Presidenta o como Secretaria General, de la FELGTB, me empeñé en que el feminismo formara parte de la organización; que se reconociera que el feminismo es uno de los pilares ideológicos del movimiento lgtb, que no separáramos la lucha de las lesbianas de la lucha de las mujeres. Me empeñé también, junto con muchas compañeras, en que la FELGTB fuera paritaria en todos sus órganos. En la política práctica, la que se hace con las instituciones, hubo dos temas que resultaron complejos de defender y de explicar y que me temo que aun hoy no se entienden. Uno era la no inclusión de las lesbianas en la Ley contra la violencia de género. Se que hay muchas lesbianas que no lo entienden, pero defender esa inclusión es antifeminista y la prueba es que la derecha quería incluirla y puede que en el futuro lo haga. Desde el punto de vista feminista es fundamental no confundir violencia de género con violencia intrafamiliar. No voy a extenderme en este punto porque he escrito mucho sobre ello.
Lo segundo era no gastar ni un solo euro, ni un solo recurso, ni tiempo, ni esfuerzo, en combatir la transmisión sexual del VIH entre lesbianas. Simplemente porque dicha transmisión no existe, así que ocupar en ello tiempo, esfuerzo o dinero es una trampa androcéntrica. No es que a las lesbianas no nos importe el VIH. Como activistas nos tiene que importar, y mucho, el VIH que afecta a los gays y que es una enfermedad de cuya transmisión tiene mucha culpa la homofobia; y nos tiene que importar como se relacionan el estigma de la homosexualidad y el de la enfermedad. Como feministas, además, nos tiene que importar el VIH que afecta a las mujeres y de cuya transmisión es en parte responsable el machismo y la falta de poder de las mujeres para tomar decisiones en sus relaciones sexuales heterosexuales.
Nos tiene que importar políticamente, pero no como un problema de salud que nos afecte a nosotras directamente. No hay transmisión de VIH por prácticas sexuales lésbicas. De hecho, los estudios no han encontrado casos de transmisión de los que se pueda asegurar que se deben a relaciones sexuales entre mujeres, (que yo sepa los estudios mencionan ¡uno o dos casos! y aun en estos existía la posibilidad de que el virus se hubiera contraído por otras vías).
Por supuesto que hay lesbianas (hay muchas mujeres) con VIH pero no debido a sus prácticas sexuales con otras mujeres, sino a prácticas sexuales desprotegidas con hombres o por vía parenteral. Si hay un sexo seguro es el sexo lésbico. El VIH se transmite mediante el coito anal y el coito vaginal. El sexo oral, si no hay eyaculación en la boca, está considerado como una práctica de bajísimo riesgo. Parece bastante obvio que el mismo dildo no debe de ir de una vagina a otra, ni de un ano a otro en la misma sesión sexual sin lavarlo o ponerle un condón. Pero aun cuando no lo hiciéramos sería mucho más fácil contagiarnos de cualquier otra ITS que de VIH; el riesgo principal de contraer VIH, por no decir el único riesgo, está en el semen y en las heridas.
Porque sí, el VIH nos afecta a todos/as, pero no de la misma manera. Y sin embargo no empeñamos en que sí, que nos afecta igual, exactamente igual. Gastar dinero, tiempo o esfuerzo en algo que no existe lo hacemos porque cedemos a un pensamiento androcéntrico que decide siempre qué es lo que tiene importancia y lo que no y así, renunciamos a imponer nuestro propio sentido de lo que es o no es importante para nosotras. Las lesbianas tenemos problemas de salud específicos de las lesbianas y las mujeres tenemos problemas de salud específicos de las mujeres, el VIH no es uno de ellos.
Aquí quiero introducir una cuestión: en muchos países no desarrollados o directamente pobres las lesbianas luchan por vincularse al VIH, pero lo hacen como una estrategia política ante el hecho objetivo de que los únicos fondos que reciben los grupos lgtb tienen que ver con el sida. Ellas quieren/necesitan recibir una parte de esos fondos, provenientes de los organismos internacionales, y que nunca son para cuestiones relacionadas con las lesbianas y ni siquiera con la homofobia o los gays, sólo contra el sida. En ese contexto entiendo su posición y la comparto; aquí es distinto. No estamos tratando de introducirnos en los temas de VIH por recibir una subvención (en este caso, además, sería fraudulenta) estamos ahí porque el pensamiento androcéntrico nos impulsa a estar ahí. Tras años desgañitándome con esta cuestión, como con la de la violencia de género, se que es una batalla perdida pero no por eso voy a dejar de decirlo.
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