Christian Rea Tizcareño
Virus de la Hepatitis C
México DF, marzo 29 de 2010. La inflamación del hígado o hepatitis suele relacionarse con una infección viral más o menos común. Sin embargo, existen cinco diferentes tipos de virus que pueden causar esta afección, entre los cuales el C es la más grave pues puede traer como consecuencia la cirrosis hepática o incluso el cáncer.
La “víscera sagrada” de la anatomía humana es el hígado, aunque los cardiólogos afirmen lo contrario. La inflamación de este órgano “que metaboliza todo” se llama hepatitis, la cual podría ser mortal, advierte en entrevista para Letra S, Margarita Dehesa Violante, jefa del Departamento de Gastroenterología del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional Siglo XXI del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Las principales causas esta patología son: el consumo excesivo de drogas y bebidas alcohólicas, la ingesta indiscriminada de fármacos y sustancias tóxicas como los llamados “productos milagro” -herbolaria y reductores de grasa, por ejemplo-, la obesidad y los cinco virus denominados con las letras A, B, C, D y E. “Ponen al ganso en engorda, le dan alcohol, ¡y ya con eso queda un paté de hígado maravilloso!; pero le va a dar fibrosis y al final, cirrosis, es más, puede tener cáncer”, expone la también integrante del Comité Científico de la Fundación Mexicana para la Salud Hepática (Fundhepa).
La especialista explica que la Hepatitis A es la más frecuente en la población mexicana. Se adquiere por beber agua o comer alimentos contaminados con heces fecales. Existe una vacuna para prevenirla; sin embargo, esta enfermedad es benigna, pues no genera una afección crónica en el hígado. La mayoría de las personas que la contraen se restablecen en dos o tres semanas, y después de recuperarse al cien por ciento, pueden ser donadoras de sangre.
De acuerdo con Dehesa, la Hepatitis E se comporta como la A pero es poco frecuente. La D solamente se desarrolla con la presencia del tipo B, el cual sí daña gravemente al hígado. “Es un virus muy mañoso porque incluso puede desembocar en cáncer sin pasar por el estadio cirrótico”. El tipo B es prevenible con vacuna y quien la padeció no podrá ser donador de sangre, así lo establece la Norma Oficial Mexicana 003.
Por cada caso de VIH, hay cuatro de Hepatitis C
Pero la inflamación hepática “más catastrófica” es la provocada por el Virus C (VHC). Además de ser la primera causa de hepatitis crónica en Occidente, carece de vacuna y es “silenciosa” porque la mayoría de los casos no presenta síntomas, lo cual incide en que no sea detectada y atendida a tiempo, por lo que la enfermedad puede progresar hasta llegar a un “diagnóstico tardío” de cirrosis y cáncer del hígado, indica la doctora Dehesa.
El riesgo de adquirir el VHC por coito sin protección es menor al cinco por ciento, mientras que el contacto con sangre infectada es una de las principales vías de transmisión, por lo que quienes recibieron una transfusión o fueron intervenidos quirúrgicamente antes de 1993, año en que comenzó a detectarse el virus en los paquetes hemáticos, deberían hacerse una prueba de laboratorio, recomienda la especialista.
El VHC también se transmite de madre a hijo en el parto, por pinchazos con objetos punzocortantes infectados, uso de drogas intravenosas e “intranasales” -la cocaína, por ejemplo-, así como la realización de tatuajes, perforaciones y acupuntura con material no desechable o sin esterilizar, además de compartir cepillos de dientes, cortaúñas, navajas y rastrillos contaminados.
Señala que la coinfección entre las hepatitis C y B, e incluso con el VIH, “es un problema muy serio y costoso”. De quienes tienen VHC, 10 por ciento vive con VIH; mientras que la proporción con virus B -contra el cual son eficaces los medicamentos antisida- es menor a cinco por ciento.
El VHC afecta a 1.2 por ciento de la población mexicana. En el país hay cuatro casos de esta patología por uno de VIH; no obstante, iniciativas de salud estatales como el Seguro Popular, de la administración federal, o “Ángel”, del Gobierno capitalino, no contemplan a la Hepatitis C en sus servicios. Asimismo, los seguros de gastos médicos se niegan a costear el tratamiento con el argumento de “preexistencia” de la enfermedad; sin embargo, “era imposible de saber que uno iba a recibir una sangre contaminada si la transfusión fue hace 20 años”, lamenta Dehesa.
Según la experta, 20 por ciento de quienes se infectan con el VHC lo eliminan de manera natural; no obstante, en 80 por ciento de los casos, el sistema inmune es incapaz de curar al organismo y la enfermedad crónica avanza con sigilo en un lapso aproximado de dos o tres décadas.
En 35 años de trabajo en el IMSS, refiere la experta, los casos de trastornos hepáticos se han incrementado. La inflamación del hígado provocada por el VHC se puede curar si se atiende tempranamente. Es una enfermedad que debería ser declarada como “catastrófica” por los gobiernos, ya que un tratamiento anual cuesta alrededor de 150 mil pesos, mas si evoluciona a cirrosis, el procedimiento médico, en el mismo lapso de tiempo, representa una erogación superior al millón de pesos, aunque depende de las complicaciones de cada caso.
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