(traducció a català no disponible, disculpeu les molèsties)
Artículo construido en base a la investigación “La otra cara del bullying. Una aproximación narrativa fenomenológica sobre la reconstrucción de la identidad en hombres que vivieron el bullying homofóbico durante su infancia y adolescencia” (por Rogelio Rubiño Villalón).
Para comenzar os invito a preguntarnos, ¿Cuáles son las razones (por cierto infundadas) por la que las personas discriminamos? Observamos estigmatizaciones por diversas causas como apariencia física, origen étnico, religión, diversidad funcional, estrato socioeconómico, sexo, orientación sexual, identidad o expresión de género entre muchas otras más. En todas ellas, existe un receptor involuntario de algún tipo de menosprecio ante una audiencia u observadores ¿tendrá esta situación algo que ver con el concepto de bullying? Comenzaremos refiriéndonos a estos conceptos.
Bullying y homofobia
El escenario que se construye para una obra de teatro o actuación convoca la participación voluntaria de aquellos actores que serán parte de la performance. No obstante, cuando nos enfrentamos a una situación de bullying homofóbico observamos un escenario similar, cristalizado en la vida real de los personajes, donde a diferencia del caso anterior, uno de los actores se transforma involuntariamente en el personaje principal y foco de atención de la audiencia conformada por los testigos del bullying. El protagonista será quien reciba actitudes agresivas de menosprecio, descalificación y humillación. Este sube cada día al escenario como el “maricón” o “mariquita” del grupo de pares.
El concepto de bullying es acuñado en el año 1983 por el psicólogo noruego-sueco y pionero en el tema, Dan Olweus. Tras conocerse el resultado de tres casos de suicidio producto del acoso escolar, el ministro de educación noruego encargó, una campaña nacional anti discriminación. Esto evidencia la relevancia que las autoridades de dicho país otorgaban a la violencia escolar (1 y 2). Si bien, este concepto comienza a sonarnos familiar a partir de los años noventa, es evidente suponer que, situaciones de bullying han existido siempre. No obstante, al no identificarse dicho fenómeno con un nombre específico, creemos que simplemente se le consideraba como una situación de conflicto entre iguales, absolutamente normalizada.
La definición bullying y sus características se presenta en el siguiente cuadro:
Definición | Agresión física, verbal, psicológica y moral, en cuyo escenario existen una víctima o persona agredida, uno o varios agresores (victimario) y uno o más testigos. |
Características | · Ocurre entre iguales, pares. · Es una acción reiterada en el tiempo. · La agresión sigue ocurriendo. · Existe un desequilibrio de fuerzas, un abuso de poder. Indefensión. · Existe intencionalidad de hacer daño. Humillación. · Es en general, invisible ante los ojos de personas adultas. · Afecta al desarrollo moral del sujeto. |
Paradójicamente, todos aquellos niños, niñas y adolescentes que viven esta dramática experiencia se transforman en protagonistas involuntarios en su propia vida real. Y peor aún, en el caso del bullying homofóbico, este ocurre justamente durante la infancia y adolescencia, periodo de vida en que la identidad de género del sujeto está en proceso de construcción. Así, cuando hablamos que el acoso se dirige a la orientación sexual, identidad o expresión de género del individuo, estamos frente a un escenario de bullying homofóbico. Ahora bien, quizás sería interesante preguntarnos, ¿desde cuándo existe el bullying homofóbico? o bien, ¿desde cuándo han existido estos protagonistas, víctimas involuntarios?
Creemos que, la percepción de la homosexualidad y en algunos casos, la consecuente homofobia va a estar muy influenciada por el contexto. Por un lado, desde el punto de vista sanitario recién en el año 1990 la Organización Mundial de la Salud (OMS) desclasifica la homosexualidad como una enfermedad de tipo mental. Por otro lado, desde la dimensión legal, la homosexualidad será tratada según la legislación vigente de cada estado (3). En ese sentido Pichardo (2009) señala que el caso español constituye un buen ejemplo del modo en que la acción colectiva de un grupo social puede generar cambios (4). Este cambio comenzó con los movimientos de liberación homosexual en los últimos años de dictadura y primeros de la transición, es decir, en los setenta. Se despenalizó la homosexualidad a través de la derogación a la Ley de peligrosidad y rehabilitación social (1979), la cual perseguía a homosexuales, personas enfermas y peligrosas, intentando dirigir la conducta de la sociedad por un carril de una moral concreta.
Sin embargo, a pesar del gran avance en términos de protección de derechos LGBTI en distintos lugares del mundo, actualmente aún son setenta los países que criminalizan la homosexualidad. Además, si consideramos que el bullying homofóbico todavía permanece vivo en territorios que han reivindicado estos derechos, tales como el matrimonio homosexual, ¿somos capaces de imaginar qué sucede con estos protagonistas involuntarios del bullying en aquellos territorios que hasta el día de hoy criminalizan la homosexualidad? En este sentido, creemos que, en general el comportamiento de la población se refleja en el marco de sus leyes.
Ahora bien, si consideramos lo reciente tanto del nacimiento del concepto bullying (1983) como la lucha por los derechos LGBTI a partir de los años setenta, es evidente suponer el gran número de personas invisibilizadas y silenciadas al día de hoy que durante su infancia y adolescencia fueron víctimas y cumplieron el papel de protagonistas del bullying homofóbico sin quererlo. Con objeto de llegar y entregar un mensaje esperanzador a aquellos que lo viven o han pasado por esta dolorosa experiencia, decidí investigar sobre los impactos y secuelas que este fenómeno provoca en los sujetos, a través de la narración adulta de quienes lo vivieron y sobrevivieron.
Investigación sobre La otra cara del Bullying y aquellos protagonistas involuntarios
Tal como lo muestra uno de los testimonios de esta investigación “la vergüenza de que te insulten; que se rían de ti delante de cuarenta personas en un autobús no es nada agradable, es como ser protagonista sin querer serlo y, además encima, estás recién levantado por la mañana, antes de ir a la escuela, listo para ir a dar un examen”. El testimonio nos muestra claramente que la víctima sube a un escenario (representado en este caso por el bus escolar) sin deseo alguno de ser partícipe de lo que habitualmente recibía: el menosprecio y humillación de sus pares. Creemos que la vergüenza, el miedo y la indefensión que estos actores viven día a día pueden provocar consecuencias negativas tanto en el corto, mediano y el largo. Algunos autores y expertos de Lara (5), Martin (6) mencionan la ansiedad y depresión como parte de las secuelas. No debemos olvidar aquellos desenlaces más dramáticos aún y que finalizan en suicidio.
En muchas ocasiones, la tensión y fatiga mental que provoca el acoso homofóbico conlleva a que las víctimas busquen estrategias para dejar de ser protagonistas del bullying. De esta manera podemos encontrar testimonios en los que las víctimas asegurar que adoptando hábitos propios del agresor como beber, fumar o salir con chicas, brindaban la esperanza de ser reconocidos y así acabar con el bullying. Es sorprendente identificar que convertirse en agresor, también se transforma en una estrategia muy usual que permite a las víctimas desviar la atención del acoso hacia un tercero, aún más débil. Como señala un entrevistado “acosé a un niño que era más débil y más afeminado que yo”. Sospechamos que esta estrategia tendrá eventualmente efectos en las relaciones interpersonales del sujeto a futuro, construyendo un dilema moral al haber actuado de igual forma que sus agresores lo hicieron con él. Autores como Leoncini (7) respaldan estos hallazgos, y señala, “el bullying no solo trastoca la cotidianeidad en la víctima, perturbando su vida escolar y afectiva, sino que en algunos casos (no pocos) también genera cambios en grupos de amigos y relaciones cotidianas y cómo respuesta a ese malestar muchas víctimas de acoso idean modos para no seguir sufriendo, para encontrar una nueva identidad, dado que la anterior había generado como resultado mucho sufrimiento”.
Es doloroso reflexionar que a pesar de la temprana edad de las víctimas, ellas son capaces de construir estrategias y escenarios que les permita sentirse seguros y protegidos al costo que sea, inclusive y como lo muestran los ejemplos anteriores adoptar conductas ajenas a su personalidad. Al momento del bullying, buscan desaparecer ante los ojos de los demás e invisibilizarse. La voluntad de pasar inadvertido se refleja en el testimonio de quien optaba por callarse la voz en clases, explicando “intentar no llamar la atención y no estar en el foco de atención, intentar pasar desapercibido”, para así dejar de ser aquél protagonista no deseado del espectáculo del bullying. En otras ocasiones optan por elegir un trayecto distinto a casa, para así no cruzarse con el agresor. Creemos que este borrarse a sí mismo podría generar huellas en la identidad del sujeto en el largo plazo ya que estamos frente a una castración de la identidad del individuo.
Pertenecer al grupo de chicas es otra estrategia común mencionada por estos protagonistas ya que por un lado se transforma en un espacio y escudo protector en donde lo agresores por alguna razón no se atreven a intervenir y, por otro lado, es un lugar donde la víctima del bullying homofóbico puede actuar con naturalidad, sin temor a ser juzgado y humillado por manifestar una expresión de género, orientación sexual o identidad de género distinta a la que heteronormatividad reconoce.
Reflexión final
Considerando la importancia que tienen los distintos contextos y las experiencias de vida cargadas de dolor que el bullying homofóbico deja en las personas y que sin duda multiplica entre agresores, víctimas y testigos, estamos seguros que reflexionar, empatizar y establecer vínculos con aquellos protagonistas involuntarios que lo vivieron, nos permitirá acercarnos a una sociedad más humanizada.
“Ser capaces no solo de respetar la diversidad, sino el paso siguiente,
es decir, apreciarla en todas sus formas, convirtiendo a aquellas víctimas involuntarias de agresión
en fuentes de riqueza y aprendizaje para la sociedad”.
Referencias bibliográficas
- Olweus, D. (1994). Bullying at school: Long-term outcomes for the victims and an effective school-based intervention program. In L. R. Huesmann (Ed.), Plenum series in social/clinical psychology. Aggressive behavior: Current perspectives (pp. 97-130). New York, NY, US: Plenum Press.
- Olweus, D. (2005). Conductas de acoso y amenazas entre escolares. México: Alfaomega.
- ILGA-2020. Leyes sobre orientación sexual en el mundo. https://ilga.org/es/mapas-legislacion-sobre-orientacion-sexual
- Pichardo, J. I. (2009). Entender la diversidad familiar. Relaciones homosexuales y nuevos modelos de familia. Barcelona: Bellaterra.
- De Lara, E. (2016). Bullying Scars. The Impact on Adult Life and Relationships. Oxford University Press.
- Martrín, G. (2016). Quiérete mucho maricón. Manual de éxito psicoemocional para hombres homosexuales. 4ª edición. Roca Editorial. Barcelona.
- Bauman, Z., Leoncini, T. (2018). Generación líquida. Transformaciones en la era 3.0. Barcelona.
Motivado expositor cuyo propósito es aportar en la construcción de ambientes de diálogo, autonomía y apreciación a la diferencia. Ingeniero comercial con vasta experiencia laboral en el sector privado, público y ONG´s.
Máster en Educación en Valores y Ciudadanía,
Máster en Antropología e Intervención Social y MBA.
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