Partiendo de la idea de que el escritor es un individuo histórico, es decir, que pertenece a una cultura y a un tiempo, el creador LGTB tiene —o debería de tener— un discurso (una manera de escribir) literario singular que mostrara su imaginario simbólico en contraposición a la realidad descrita por la ideología patriarcal. Y no para sustituirla sino para hacer visible su identidad válida, y lograr que ésta se inserte en la cultura de su tiempo, enriqueciéndola con una nueva visión epistemológica (de interpretación) y artística de la sociedad.
Y este hecho ya está presente, desde hace décadas, en la literatura contemporánea. Se han recuperado los antiguos referentes literarios, silenciados por la ideología patriarcal, y se han creado otros de nuevos. Hay escritores y escritoras LGTB con un discurso ideológico evidente, que muestra el conflicto que el hombre o la mujer LGTB ha tenido en el seno de la sociedad heteropatriarcal. Ésa es la característica esencial de esta nueva literatura, se manifieste a través del género literario que sea, la poesía, el teatro o la novela.
La mayoría de estos escritores se sirve de un discurso autoreferencial, es decir, autobiográfico, y ésta podría ser otra de las características que definen la literatura LGTB. Y esto es así porque este tipo de discurso tiene un soporte real, ya que parte de una materia biográfico-histórica ficcionable. Esta estrategia consolida la esencia del individuo, puesto que el lenguaje es un sistema semiótico (de significación) que personaliza también al creador LGTB y le hace adquirir su naturaleza de ser social. Con esta forma de concebir lo literario, el escritor LGTB entra en el ámbito de lo público, y la sociedad ya no pude negar la importancia que tiene esa actitud ante la vida, ni puede hostigarla ni considerarla invisible. Ese nuevo discurso ya no puede ser contemplado como el resultado de una realidad alienada, sino como un enunciado situado en un ámbito cultural plural.
De ahí que, en una sociedad global, ya no cabe ningún tipo de rechazo ideológico contra las identidades LGTB. Y esto se ha conseguido porque los escritores LGTB han dejado de ser seres inexistentes y han utilizado su pluma, valga la expresión, para hablar de sí mismos, sin ambages ni censuras de ningún tipo. Y ello se ha hecho no a través del género del escritor (sea el que fuere) sino de su discurso singular y subversivo a la hora de enfrentarse al mundo, y que es, al mismo tiempo, altamente pedagógico porque trata de unos mundos posibles que habían sido ocultados y apartados de la ficción literaria por el propio canon literario occidental.
En lugar de hablar de literatura homosexual, que también ha sido una manera válida de enfocar la cuestión, sería muy útil tener ya en cuenta, pues, dentro de los estudios de crítica literaria moderna, ese nuevo tipo de discurso determinado y original (léase por “discurso” LGTB una genuina forma de escribir, algunas de cuyas características ya han sido señaladas anteriormente), que ha nacido como reacción y como respuesta lícita a un discurso heteropatriarcal dominante a lo largo de la Historia Literaria. Discurso que demuestra que los escritores y las escritoras LGTB han dejado de ser seres infames y peligrosos para devenir, por derecho, individuos presentes y visibles, ontológicamente, en la sociedad, la política y la cultura de los países modernos.
Y ni que decir tiene que sin la observancia de esta nueva visión LGTB en el sector artístico literario, esas sociedades no estarán del todo completas. Negar la presencia de una literatura LGTB, en nuestros días, representa una involución mayúscula en el ámbito del conocimiento y de la crítica literaria, y supone continuar las nefastas teorías pseudocientíficas acuñadas en el siglo XIX por el régimen patriarcal burgués, que establecía una dicotomía sexual de roles única como forma de control ideológico, y que, evidentemente, tuvo su reflejo literario, especialmente en el género de la novela decimonónica europea y de gran parte de la del siglo XX.
Vicenç Vernet Pons
Doctor en Filología Hispánica, catedrático de literatura castellana y master en “Tendencias actuales en el estudio de la literatura”.
Como investigador LGTB en el ámbito de la crítica literaria, ha publicado La estrategia ficcional en la novela de Álvaro Retana (2007); como escritor ha publicado las novelas La reina d’Aràbia (2002) y Escuela de muñecas (2008), y los poemarios De la graciosa timidez del príncipe (2009) y L’evangeli de la sal (2010).